Revisitando The Matrix. El fascismo (1)

20 marzo 2010

Acabo de ver por enésima vez la primera parte de la trilogía “Matrix”,  que ocupa el tercer puesto entre las  películas que  más veces he repetido, después de “2001”, “Blade Runner”  y por delante de “Drácula” en la versión de Coppola y “Take de money and run” del  mejor W. Allen. Y ha suscitado ante mis ojos una nueva interpretación metafórica.

Esta película fue ampliamente celebrada en ciertos círculos porque servía de metáfora perfecta  para sustentar una suerte de misticismo contemporáneo que propone la irrealidad de la realidad, la exaltada reencarnación del budismo en pleno inicio del  s. 21, aquí presente, una reivindicación moderna del mesianismo, una espiritualidad desesperada que pretende que algún Neo salve al mundo de si mismo. Tranquilos, el elegido está de camino, parece susurrarnos

Si se sigue esta línea de razonamiento se puede llegar muy lejos, tan lejos como al mismo punto de partida. Según ella la realidad ordinaria no seria más que una apariencia en el seno de una mente unificada que sería la aúténtica realidad, una reberveración de la Mente Divina, de Buda o Brahma, un juego sagrado con un solo participante en todos los papeles, nada más que un simple sueño del que hay que despertar. El camino hacia ese despertar: cualquiera es bueno pero el budismo parece muy cercano a la filosofía de la película con su “no hay cuchara”.

Asi pues, las opiniones en liza debaten el grado de Realidad de la realidad, y parece evidente, dado lo grotesca que resulta en ocasiones la vida, que el negacionismo lleva la delantera y nos encontramos en algún tipo de siniestra simulación con resultado de muerte.  Libera tu mente nos dice, algo así como no escuches a tus sentidos. Nada hay que pueda hacerse, sólo el elegido puede romper el hechizo y liberar a todos los seres sintientes, tal y como el Buda descubrió, o la redención cristinana debería haber resuelto, aunque al parecer algo no fue del todo bien, pues aquí estamos. ¿O no?

No seré yo quien arruine la esperanza de que las leyes de la física pudieran ser mutables y dar formidables saltos o moverse más rápido que las balas algo a lo que dedicar atención. Pero viendo la película en esta ocasión, la metáfora que se me desvela es muy otra.

Tal vez por cierta insana inclinación o por tradición familiar –mis abuelos vivieron en sus carnes la guerra civil, la segunda guerra mundial y las postguerras-, estoy sinceramente interesado en el fascismo. En cualquier forma de las que adopta el fascismo, ese enemigo interior que se oculta de la luz y actúa en la sombra de cada uno de nosotros, ese dictadorzuelo oportunista  que no todo el mundo guarda a buen recaudo. Me interesa, en defensa propia, naturalmente.

Y de eso podría ir Matrix, tal cual el Señor de los Anillos. (continuará)


A propósito de los toros

18 marzo 2010

Hay cuestiones en las que resulta francamente difícil ponerse de acuerdo puesto que los enfoques que convergen lo hacen desde distintos ángulos y chocan entre ellos por no poner cada argumento en la categoría a la que pertenece y compararlo correctamente con sus iguales.

En el caso de la discusión que se está dando sobre las corridas de toros, esta confusión resulta evidente. Mientras unos esgrimen a favor como argumento pretendidamente científico que el animal no sufre el dolor que se le inflige, que la lidia taurina es una seña tradicional de identidad, apelan a la libertad de los aficionados y no aficionados a asistir o no a una corrida, etc., otros defienden el derecho del animal, la bestialidad del trato que se le prodiga y que la tradición no justifica la masacre, así como la tradicional ablación del clítoris en algunas culturas africanas.

Unos hacen gala de una formidable falta de empatía con el sufrimiento ajeno, en este caso del toro, como si los derechos a la vida digna fueran sólo aplicables a los humanos y no a los seres considerados inferiores, aunque hablen con tanto respeto del toro que pretenden torturar, su bravura, su coraje y su fuerza, no olvidemos que debilitado previamente y durante el espectáculo por la pica y las banderillas, en algunos casos explosivas, al parecer.

Curiosamente, quienes defienden las corridas de toros también se manifiestan contra el aborto y por la expusión de los inmigrantes a la búsqueda de una vida digna.

A mi, todo esto me parece una cantidad de despropósitos francamente desproporcionada, de contradicciones solapadas y de una falta de visión y racionalidad rallando lo patológico. Es evidente que los seres humanos comparten con el mundo animal un sistema nervioso y un rudimento mental que les da carácter y que es el centro de conciencia que recibe el dolor hasta la muerte ahogado en su propia sangre encharcada en los pulmones, una asfixia que no recomiendo a nadie. Por otro lado el aborto es reprobado con vehemencia apelando al derecho a la vida del nasciturus y negando el derecho a decidir de los involucrados en un embarazo no deseado. Y, finalmente, la ablación no tiene nada que ver, aunque suponga una monstruosa castración, dolorosa y de por vida.

Es evidente que mi posición es antitaurina, por mucho que se quiera vestir la fiesta de arte, de drama, de estética y de emoción: la emoción morbosa que todo el mundo siente cuando el torero es empitonado por el toro en un arrebato defensivo. La tortura animal es un vestigio no menor del nazismo, aplicado a otras especies que no la humana, trazando una división macabra entre hijos de la naturaleza y arrogando a una especie en concreto el señoreo -establecido bíblicamente- sobre todas las demás.

Por otro lado, el argumento de la tradición no sirve, ya nos costó abandonar las ejecuciones públicas aunque fueran tradicionales en el antiguo régimen y creo que nadie avalaría ahora algún tipo de pràctica similar. La tradición, sencillamente, en pleno s. 21 no es un argumento válido, o es tan subjetivo que solo el consenso puede solucionarlo, harto difícil. Porque la ablación también es una manifestación tradicional y nos parece un ataque monstruoso.

Hay que poner los argumentos en su sitio y relacionarlos en categorías equivalentes, pero primero hay que hacer el esfuerzo de equivaler la valía del toro o cualquier otro animal con la del ser humano, puesto que todos son seres sintientes y ya está bien de masacres y torturas. Quien no desarrolla cierto grado de empatía con el animal està enfermo de indiferencia y, con demasiada frecuencia esa indiferencia se amplia a los congéneres. El  nazismo nunca murió, se escabulló entre bastidores y ahí sigue, agazapado, esperando cualquier oportunidad para mostrarse con toda su crudeza.

El argumento científico sobre el dolor no sirve, es evidente que el toro sufre y no hay más que discutir. El problema, una vez más, es la falta de empatía o que se la sude el sufrimiento del animal, por ser inferior. Si realmente fuera uns ser infierior, tal vez las corridas las organizarían los propios toros.

Y la bandera de la libertad no sirve para hizarla ahora sí, ahora no. La libertad se basa en el respeto y en los límites y la autocensura ética, sino,no es más que una excusa para la tropelía.

No. No me gusta que a los toros te pongas la minifalda. Ni tan solo que asistas.


Reuniendo el puzzle

11 febrero 2010

Si ponemos sobre la mesa las piezas que hemos ido reuniendo, tal vez empecemos a intuir la forma que buscamos. Tenemos la incapacidad de gobierno o control alguno  sobre el transcapital, que circula por el mundo volatilizándose en un extremo y materializandose en un paraíso fiscal. Tenemos las pugnas entre naciones-estado por pretender el control y defendiendo sus intereses locales sin visión de globalidad, al menos aparentemente. Tenemos las vergonzosas soluciones al incendio de la crisis con las inyecciones a los bancos zozobrantes de una suma desorbitada de dinero publico -siendo los bancos entidades privadas que, además, en sus balances anuales, contra todo pronóstico, han conseguido magníficos beneficios.

Por otra parte tenemos el grado de conciencia de los ciudadanos -refiriéndome a los memes ya explicados en otra entrada-, por la que, realmente, no cabe demasiado optimismo al respecto, ya que la población situada en el meme con mayor incidencia -el naranja, con un 50% del poder- responde a un individualismo extremo en el que sólo cabe la satisfacción de los deseos personales y es poco propicio a tender redes de colaboración, de interconexión y de comprensión nútuas. Definitivamente no es la base de la trascendencia del capitalismo, todavía.

Tenemos  el pequeño fascista interior que es incapaz de establecer una relación sana y respetuosa con la vida, de sentir empatía con otros seres vivos de otras especies y se cree en derecho de masacrarlos con fines diversos, fascista que sutilmentre se manifiesta en actitudes racistas, xenófobas, homófóbas, etc., aunque la conciencia no gravite totalmente alrededor de este meme.

Y finalmente tenemos la absoluta inmoralidad del sistema, en su expresión monetaria, por las razones que ya esgrimí en la anterior entrada: la equivalencia del dinero honrado versus  el dinero fruto del delito, y no sólo fiscal sino más grave: explotación humana (prostitución bajo coerción), infantil (en fábricas y ejércitos del tercer mundo), tráfico de drogas, armamento y la estafa bursátil.

Relmente la cosa apesta bastante pero no hay indicios en el horizonte de que las cosas vayan a cambiar. Las voces de economistas más radicales que los mansos, nos hablan de un desplome general de la economía para 2010-2011, aunque los mensajes de los políticos hablan  ya de recuperación. Quien tiene la razón no lo sé, se  verá, pero lo oque me parece lamentable es que todo el mundo haya puesto un cirio a que nada cambie, en vez de aprovechar la situación para reflexionar sobre el mundo que estamos construyendo, la infinidad de personas que estamos dejando al margen y el modelo que heredarán nuestros hijos.

No creo en las conspiraciones, pero si creo en la manipulación. Me parece improbable ningún tipo de conspiración por  centenaria que sea capaz de  controlar la situación en un mundo con  casi 7.000.000.000 de habitantes y con un tercio de la misma más formada que nunca en la historia pasada. Y la teoría de la conspiración me parece otra cortina de humo para disimular que, en realidad, este mundo es un caos incontrolado. Aunque si creo en conspiraciones puntuales, la confeccion a medida de los intereses de las élites de acontecimientos relevantes para justificar las medidas regresivas en cuanto a libertades ciudadanas que se toman a continuación. O sencillamente para tumbar un gobierno y colocar otro afín a los intereses del FMI o el Banco Mundial.

Resumiendo, pues, no hay demasiados indicios de cambio, a no ser que se cumplan las previsiones más apocalípticas y asistamos al derrumbe sobre nuestras cabezas del sistema capitalista, pero hay los suficientes para no pararse a esperar y promover el debate sobre las posibles alternativas, que las hay. ¿O nos quedaremos en la puerta sin salir, como los burgueses de Buñuel en «El Ángel Exterminador»? Yo llamo a la alternativa «transcapitalismo» invocando una transición pacífica y los menos revuelta posible a un nuevo sistema que jamás se ha visto en la Tierra y al que nos empuja la evolución (próxima entrada), aunque ni por asomo puedo definir yo solo, ni lo pretendo, es más, para este fin se ha creado este blog, para el debate sano y optimista sobre las salidas que nos quedan.

Os espero…


Claroscuros del capitalismo

10 febrero 2010

El capitalismo como tal se inició a raíz de la llamada revolución industrial, en la que aparecieron nuevos roles sociales, aunque nada puede ocultar que este sistema es heredero directo de las relaciones de vasallaje y señorío del llamado Antiguo Régimen o Régimen Feudal. Si en este último el poder radicaba en valores como el honor, la servidumbre, la fuerza de las armas y el ostracismo de las clases no pertenecientes a la nobleza, en el primero, aparentemente se consigue la libertad de los vasallos, que ahora son considerados como vendedores de fuerza de trabajo. Ambos, considerado socialmente, se constituyen en pirámides de estratos, en la cúspide de los cuales encontramos la nobleza de sangre o la potencia del capital. De la cúspide para abajo poco cambia, salvo matices y la real adquisición de ciertas nuevas libertades -no sin duras batallas contra el poder.

Pero lo peor estaba aún por venir y es lo que yo denomino «el síndrome del tío Gilito- y esto es la aparición del capitalismo financiero, que ha abierto una brecha en la sociedad que ya veremos como sorteamos. El poder sigue siendo vertical y en pirámide, pero ahora en la cúspide se difuminan las personas en forma de corporaciones voraces que juegan con el dinero, sin contacto con los bienes físicos. El juego se llama «la Bolsa» y su epicentro Wall Street. En estos «parquets» (hasta en esto son pijos) se juega sobre futuros, sobre riesgos, sobre deudas, humo y más humo que sale de las espaldas quemadas de los trabajadores y que se difuminan aquí y aparecen en Barbados. Su mejor invento ha sido el descubrimiento de la globalización como método para que la volatilidad del dinero pueda, tranquilamente, realizarse a escala planetaria, no existiendo aún, gobierno u organismo democráticamente elegido que pueda poner cortapisas a esta orgía macabra.

Y digo macabra, porque no se puede olvidar el 80% del PIB de la tierra está en manos de menos de un tercio de la población y, dentro de ese tercio en manos de un 9.9 %. El dinero en sí no tiene valor. El valor del dinero es un consen so sorprendente al que todos contribuímos. Pero el valor real está en los físico, en los productos de cualquier tipo que se produzcan en el cualquier parte del mundo y que tengaan un uso práctico o estético. Así que cuando se dice que faltan recursos para ayudar al tercer mundo -tercer mundo fruto del expolio y la manipulación de las corporaciones, mediante presidentes corruptos, títeres del capital o mediante guerras fratricidas con todos los beneficios que estan comportan- estamos diciendo «nos importa una mierda el tercer mundo», puesto que en el sistema dinero hay y recursos también.

Siendo el dinero una especie de metáfora del valor de las cosas, en este mundo extraño ocurre que un jugador de futbol puede cobrar millones de euros por temporada. No tengo más que decir porque cada vez que lo pienso me quedo anonadado. Y como metáfora serviría, si estuvieramos en un circuito cerrado, ocurriendo, contrariamente, que estamos en un sistema con fugas, partidas de dinero que no reingresan directamente al circuito para su reinversión. ES verdad que regresa en forma de la compra de aviones particulares, suites de hotel que cuestan cientos de miles de euros por noche e insultos similares. Sigue el vasallaje, pero al menos es de 8 horas diarias, en el mejor de los casos y nos ahorran el derecho de pernada.

Sin embargo, oculto en el sistem monetario, existen aspectos oscuros que a ojos de cualquier persona senssible, resultan criminales: el dinero no tiene moral, eso es evidente, y aprovechando esa ventaja, miles de millones procedentes del tráfico de drogas, del supuestamente legal comercio de armas, o la explotación de niños en remotas fábricas en condiciones más que cuestionables, o la explotación de mujeres engañadas y secuestradas para ejercer la prostitución… todo eso es ilegal, sin embargo el dinero que genera sí es legal. Quiero decir que es absolutamente monstruoso que valga lo mismo el dinero del sueldo de un trabajador que el de un mafioso, porque no hay manera de descubrir de donde viene el billete de 50 € que nos dan o entregamos.

El capitalismo es un sistema que interesa a unos pocos e incumbe a todos y ya es hora de pararse a pensar hacia dónde vamos, puesto que sabemos de dónde venimos.

El quienes somos queda  por demostrar según el camino que escojamos.


El meme subyacente

2 febrero 2010

La importancia de la memética -si se me permite llamarla así- es crucial. El concepto fundamental es que no existen memes buenos y memes malos, sino expresiones sanas y expresiones enfermizas de los memes. Así, cuando los memes se manifiestan en su ámbito, conforme a sus creencias, aunque los disidentes nunca serán bien tolerados, los confines del meme no van más allá de su propia noosfera. Claro, el problema radica en que existe una noosfera planetaria en la que deben convivir los diferentes memes y algunos a veces no resultan muy amables. Pero son inevitables.

Por el bienestar humano, no al maltrato a los animales.

La principal aportación de Chris Cowan y Don Beck es la definición amplia y clara de los 8 grandes memes que constituyen la dinámica espiral. Así como su afirmación de que lal memética nos explica cómo piensa la gente y no en qué piensa. Esto quiere decir que los memes se constituyen en constelaciones de informción que conforman la manera de experimentar la vida propia y su relación con la ajena. Y la principal de la memética deviene en su aportación de nuevas aproximaciones a una situación dada,  en que nos habla de  aquello de lo que no se habla, pues nadie es demasiado consciente de la estructura mental que utiliza para interpretar el mundo y cree en su interpretación sin cuestionarse cómo llegó a ella y si hay interpretaciones alternativas válidas.

Reconozcamos que existen motivos económicos, estratégicos, de poder, religiosos, nacionalistas, o territoriales para un conflicto bélico determinado: aún sabiendo todos los factores que intervienen, es importante dilucidar qué memes están en juego en todas las facciones, para poder iniciar unas negociaciones de paz en condiciones, respetando las opiniones en liza y promoviendo las concesiones inevitables por las partes. El problema radica que en los memes configuran el sentido de identidad personal y colectivo y se acostumbra a ser ciego, como ya mencioné, a este aspecto de nuestra psique. Creemos que el mundo es como lo pensamos. Y así es, en cierto modo. Pero el hecho de que existan diversas interpretaciones del mundo, al menos nos puede hacer entender que no haya ninguna verdad absoluta al respecto.

Incluso dentro de las partes pueden albergarse otros memes emergentes, personas que cuestionan la actitud de su país en el conflicto, por ejemplo, aunque seguramente serán marginales, lo cual puede servir de ayuda para entrar en razón con los memes menos desarrollados. Esa es la fuerza que debe ser usada: la de la razón en pos de la paz.

Sin embargo persiste un mal meme en el mundo y es el supuesto derecho que cree tener el ser humano a maltratar a los animales, bien sea por fines deportivos o de espectáculo, por razones alimentarias, de investigación científica o por puro sadismo. Mientras el ser humano no alce los ojos y empiece a contemplar al planeta como un todo y que los derechos no son solo humanos, esta constelación de pensamiento seguirá alimentando una actitud ofensiva frente a la vida, animal o humana. Tenemos bien definidios  el racismo,  la homofobia, el integrismo religioso, pero nadie se plantea en serio que pueda existir una tendencia vital  peligrosa en el especismo. Pues bien, para mi el especismo y toda la crueldad que entraña es el meme subyacente en todos los memes y lo que hace que el ser humano aún esté lejos de ser quien es, manifestando los lados insanos de los distintos memes.

Resulta urgente una revisión en todos los frentes. Pero solo una visión global y planetaria, incluyendo todos los seres, puede salvarnos de esta agonía incesante en que a veces se torna la vida y que es una realidad cotidiana para tantos seres.